Entre éstos experimentos, hubo uno en particular que nos llevó a la conclusión que las Droseras poseen enzimas capaces de digerir y volver otras sustancias solubles; después de alimentarlas constantemente con insectos y pequeños trozos de carne, decidió darle pequeñas partículas inorgánicas como fragmentos de vidrio o carbonilla. La reacción de las plantas fué sorprendente: No pasó mucho tiempo antes que soltaran los pequeños trozos que les había dado.
En otras palabras... ni Darwin las pudo engañar.
Referencias Bibliográficas:
Darwin, R. (2008), Plantas Insectívoras, Londres, Laetdi
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